¡Hola! Las clases de 'spinning' ahora no son nada 'originales' pero hubo un momento en mi vida en el que eran toda una novedad. Cuando aquello estaba pasando, fui al gimnasio de mi barrio, muy pequeñito, atraída por el gran cartel que tenían en la puerta: "Prueba nuestras clases de Spinning, repetirás". Me dijeron que me llevase una botella de agua y una toallita y que bajara a las ocho de la tarde para probar, sin compromiso. Que fuera con tiempo, me advirtieron. A las ocho menos doce estaba allí como un clavo y hecha un pincel, sentada en mi bici, emocionada, me ajusté el sillín, el manillar, me miré al espejo y me sonreí a mí misma triunfal: "lo vas a petar". Empezaron a llegar mujeres y algún hombre y yo les dedicaba mi mejor sonrisa... A las ocho en punto, cuando la clase iba a empezar y solo quedaba una bici libre, llegaron dos chicas más. Yo estaba ya pedaleando y no reparé en que el monitor me estaba chistando a mí... hasta que lo hice: -¿Sí? -¿Vienes a probar verdad? -¡¡¡¡¡Sí!!!!! -¿Le puedes ceder el sitio a esta chica que es 'alumna fija' y tú vienes otro día a ver si hay más suerte? Ni mi dignidad ni yo volvimos a pisar jamás ese gimnasio. Deseo de corazón que disfrutes con estos contenidos. Gracias por leer y por compartir. Sonia |
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no groserias