¡Hola! Cuando vine a Madrid a vivir, con 18 años, todo era nuevo, una fiesta y cumplía todos los estereotipos de una 'señora de provincias' que llega por primera vez a la capital. Iba al rastro los domingos, visitaba centros comerciales (¡en Almería no había!) y, no me escondo, esperaba encontrarme famosos a cada paso. Recorría la Gran Vía como quien va al cine o al teatro, con los ojos bien abiertos no se me fuera a despistar alguna cara conocida. Pedía autógrafos sin ton ni son cada vez que sonaba la flauta y me cruzaba con un famoso. Un día, me encontré en el Centro Comercial La Vaguada (me pasaba la vida allí) con una de las personas que más me ha hecho reír en la vida: Josema Yuste, de Martes y 13. Y allá que fui. Me acerqué, lo saludé, le dije que me gustaba mucho su trabajo y le pedí un autógrafo. ¿Tienes papel? No, le respondí. ¿Y boli (y te firmo en una servilleta)? Tampoco. Y así fue como me quedé sin el único autógrafo que de verdad quería. A partir de ese día siempre salía con material de oficina a cuestas, fuese a donde fuese. Deseo de corazón que disfrutes con estos contenidos. Gracias por leer y por compartir. Sonia |
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no groserias