¡Hola! La primera vez que almorcé en el comedor de empresa de mi primer trabajo (en un importante grupo editorial) lo hice en grupo, con mis nuevos compañeros y con más ilusión que un cachorro de perro delante de una pelota de tenis. Llegamos bastante tarde y estaban a punto de cerrar la cocina. Nos pusieron lo que quedaba: ensalada y carne con patatas. Tengo la mala costumbre de poner sal en la comida antes de probarla (estoy trabajando en ello) y aquel día también lo hice. Regué la ensalada con sal y aceite y le puse a las patatas más sal de la que la OMS consideraría saludable. Con el agravante de que no era sal, eran sobres de azúcar lo que con tanta alegría rociaba sobre la comida. Tenía más hambre que el mismo cachorro de perro de antes y las cocineras ya se habían ido. Las patatas fritas con azúcar tienen su aquel, el pollo, menos, pero acabé con todo sin rechistar. Deseo de corazón que disfrutes con estos contenidos. Gracias por leer y por compartir. Sonia |
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no groserias